Probablemente estemos ante una de las mentes más brillantes que
hayan concurrido en las últimas décadas.
Hizo perdurar aquello que bien nos parecía por
imposible: las arquitecturas de papel. El campo de la innovación y aplicación
de nuevos modelos como sistemas constructivos se convirtió en su marca de estilo.
Lo que bien catapultó su reconocimiento fue aquella
y perspicaz resolución tras los desastres del terremoto de Kobe, el terremoto
de Kocaeli y el terremoto de Kaynasli, con aquellas arquitecturas de tubos de
cartón.
Es un arquitecto que bien merece la pena investigar
ya sea por su gran labor como por sus palabras.
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