Uno de
los edificios más altos del mundo con 508 metros de altura, construido en 1998
supone un ejemplo también de ecología.
Taipei
101 tras ser superado en altura por el Burj Kalifa, decidió convertirse en el
edificio más alto y verde del mundo. Siendo el primero en conseguir el
certificado LEED-EBOM Platinum (Lider en Eficiencia Energética y Diseño
Sostenible).
La
estructura del edificio, es capaz de albergar a 12.000 personas, se acerca a la
tradición china con su diseño en forma de caña de bambú y estructuras de grupos
de ocho pisos (número homófono de "prosperar"). Esta mezcla
armónica de la arquitectura tradicional china con elementos típicos de Taiwán
es además, capaz de resistir tifones y terremotos. Para ello cuenta con un
amortiguador eólico en el piso 89.
Ahorro energético
Se han
optimizado las medidas de eficiencia energética para lograr un ahorro del 10%
en el uso de electricidad, el consumo de agua y la producción de basura. El
consumo de energía de ‘Taipei 101′ es ahora un 30% inferior a la media de
edificios, lo que supone un ahorro del coste de energía anual de cerca de
700.000 dólares, lo que suponen 2995 toneladas de CO2 menos a la
atmosfera.
La
temperatura y climatización se controlan mediante 3400 terminales distribuidas
por todo el edificio. Este sistema aprovecha las caídas de temperatura
nocturnas para producir hielo, que queda almacenado, nutriendo posteriormente
el sistema de refrigeración diurno.
La
iluminación también está centralizada, con un sistema de automatización de
Siemens, con detección de personas que apaga aire acondicionado e iluminación
cuando una habitación esta vacía.
Este edificio es un claro ejemplo de como la incorporación de medidas de ahorro energético pueden ser aplicadas a cualquier tipo de edificación con beneficios claros y cuantificables.
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